The Punisher

Frank, Pilgrim, Madani, Russo, Amy, Curt y la familia Schultz. El punto final se escribe con plomo, sangre y fuego.

Mahoney y Frank dan un paseo por el infierno. Amy se infiltra en el corazón de las tinieblas. Russo empieza la desbandada. Madani le confiesa todo a Krista.

Amy corre en auxilio de Frank, que yace indefenso en un hospital. Pilgrim recibe noticias devastadoras, y Karen Page se cobra un favor.

Madani y Krista juegan a Dios mientras Frank se prepara para invadir el territorio de Russo. Un encuentro brutal arrastra a Pilgrim a sus viejos hábitos.

Los peores criminales de Nueva York persiguen a The Punisher impulsados por una recompensa. Amy, preocupada, busca ayuda. Russo y Krista piensan en el futuro.

Los recuerdos traumáticos se apoderan de Russo. Mientras tanto, la frustración de Frank atemoriza a su círculo más cercano, y Madani tropieza con una advertencia.

adani sigue tratando de identificar a Pilgrim, pero choca con un callejón sin salida. Russo y su equipo ponen el plan en marcha. El pasado visita a Frank.

Amy, alias Rachel, revela fotografías que apuntan a una conspiración. Russo escarba entre los archivos de Krista. La declaración de Madani despierta sospechas.

Si la ves venir, no es una trampa: esa es la filosofía de Frank. Madani se sincera, y Pilgrim planea una visita a tierras profanas.

Rachel recuerda la noche en que todo cambió y le cuenta a Frank la verdad sobre su nombre. Russo vuelve a ver una cara que conoció de chico.

El pasado de Pilgrim empieza a esclarecerse. Frank y Rachel terminan en una comisaría de pueblo, y los policías no tienen idea de la tormenta que se viene.

Los perseguidores se acercan y Frank espera el combate como siempre, pero Rachel no está tan segura. Mientras tanto, Madani le hace una visita inoportuna a Russo.

La camioneta descansa al lado de la carretera. En el bar suena música country. Una o dos cervezas en paz, piensa Frank. Una o dos cervezas en paz.

Frank está exhausto y la ley le pisa los talones, pero rendirse no es una opción. La guerra que lo consume termina ahora.

Frank hace una confesión que lo incrimina. Tras un tiroteo, Sarah descree de todo y de todos. Rawlins ejecuta la fase final de su plan.

El peligro acecha a Sarah, y Frank redobla su venganza con la ayuda de alguien inesperado. Un lote... Dos lotes... Uno y diez centavos.

El atentado contra un senador queda bajo la lupa y se analizan todas las hipótesis. Además, una verdad incómoda arrincona a Madani.

Tras una letal explosión, el autor del atentado pone la mira en Karen, y Frank no está contento... Mientras tanto, Curtis hace un descubrimiento macabro.

Russo finalmente se abre con Madani y le cuenta su historia. Mientras tanto, Sarah comparte la preocupación por su hijo con Frank, y una misión de distracción sale mal.

Lewis enfrenta las consecuencias de sus actos. Frank y Micro siguen el rastro de otra sombra del pasado. Madani y Sam sospechan que los espían.

Frank queda fuera de combate y Micro le pide ayuda a Curtis. Madani y Russo caminan por la cornisa entre el deber y la pasión. Lewis defiende sus derechos.

Frank y Micro sacan respuestas a la fuerza de un testigo poco cooperativo. Madani y Sam se enteran de una investigación inminente. Rawlins se encuentra un fantasma.

Madani y Sam planean una misión arriesgada. Curtis trata de tender un puente con Lewis. Frank quiere que Micro se meta en el pantano con él.

Frank interroga a Micro con su habitual sutileza, mientras los feroces destellos del pasado arrojan luz sobre el presente.

Una llamada misteriosa quiebra la voluntad de Frank. Mientras tanto, Madani sigue buscando sospechosos, y Curtis hace llegar su mensaje.

El ex-marine Frank Castle vive como un espectro en el infierno que el mismo creó para vengar a su familia. La furia late en sus ojos. La justicia está en sus manos.